miércoles, noviembre 18, 2009

El azar

A menudo cuando estoy impregnado de crisis económica y mi cabeza no que me permite la esperanza de una vida mejor, la fantasía me tiende un puente y comienzo a imaginar lo maravilloso que sería ganarme un premio importante en la lotería.
Así es que me transporto al universo mágico de tener mi vida económica, absolutamente resuelta .Cuando eso ocurre me invade una tranquilidad arrolladora, que es semejante al sentimiento producido por un abrazo materno durante la niñez, esa tierna sensación de seguridad y esa percepción que nada malo podrá ocurrirnos mientras el abrazo dure. De esa manera la ficción abraza a mi alma desnuda y por unos instantes cesa la sensación de agobio.
No es un hecho premeditado sencillamente ocurre .Suele pasarme mientras conduzco , en particular cuando son recorridos mas o menos largos y no hay demasiada prisa por llegar .Es en ese momento que mi cabeza se parte en dos, una está atenta en el camino y la otra me sumerge en esos pensamientos agradablemente melosos.
De esa manera me encuentro despidiéndome de mi actual trabajo, con una sonrisa de satisfacción y sin contarle a nadie la razón real de mi partida, degustando la solitaria satisfacción de quien sabe que la suerte juega por una vez de su lado, transformando ese momento en una victoria íntima y secreta.
Me imagino tendiendo una mano a todos los que siempre me han ayudado, me imagino comprando el tiempo de las cosas postergadas por la falta de tiempo. Me imagino viajando a esos lugares necesarios, me imagino….
Y de esa manera mi ánimo cambia, la cabeza se me llena de sensaciones agradables y disfruto de un instante de calma.
Fue en uno de esos momentos, al finalizar un viaje que pensé en jugar el mi número, en el sitio de siempre, como para tentar al azar.
Aparque el coche, baje de él, y al cabo de un instante subí nuevamente con el billete en mi bolsillo para dirigirme relajadamente hacia mi casa.



…. Las manos me tiemblan como siempre, ansiosas de que esto terminara pronto. No es la primera vez que lo hago ni tampoco será la última, así y todo no me acostumbro.
Listo, el coche se abre sin problemas, cojo la maleta y a salir pitando. ……Mierda, ahí vuelve el gilipollas… tranquilo… no pasa nada, viene distraído, no se da cuenta, me pasa por delante y ni se fija en mí.
Me subo a mi coche, espero que se marche, estoy hecho polvo, bañado en sudor, por los pelos no me pillaron….tuve suerte.

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